sábado, 19 de enero de 2013

Capítulo 2: La venganza se sirve fría.

Absorbiendo toda la vitamina que aportaban los rayos del sol, Rosalya y yo estábamos tumbadas en el áspero suelo de la terraza, con la mirada fija a un punto fijo en el infinito del cielo. Tras algunas bromas de la albina sobre la excesiva caballerosidad de su cuñado, éste se sentó con Castiel y le preguntó algo sobre una libreta... A mi parecer la había perdido, pero no estaba muy segura.

-Chicos, ¿dónde está Liam? Ha faltado otra vez a clase... -preguntó Rosalya rodando sobre sí misma para mirar a los chicos.

-Problemas con su viejo -habló Castiel, quitándole importancia con un gesto despreocupado de hombros.

-Hace bastante que no lo veo -dijo la albina soltando un suspiro. Parecía realmente preocupada.

Me quedé callada evitando interferir en la conversación. Aquél tema era muy delicado incluso para mí. Cuando era joven, mis padres me exigían mucho, por lo que no pude vivir mi infancia como el resto de niños. Pasar tanto tiempo entre libros de cursos avanzados hizo que, poco a poco, me fuera encerrando en mí, creando una burbuja en la que no podía entrar nadie más. El tiempo pasaba y yo no era capaz de relacionarme con normalidad, por lo que tuve una vida bastante solitaria.

-La pluma... -mumuró el chico de ojos bicolores- Ya decía yo que se me olvidaba algo.

-Lysandro, tienes un problema -dijo el pelirrojo encendiéndose otro cigarrillo-. Dentro de poco vendrás al instituto con el pijama.

Rosalya rió y se levantó de un ágil salto. Al igual que ella, me puse en pie, pero la peli-blanco me hizo volver a sentarme.

-Yo me voy que he quedado con Leigh, pero tú quédate con ellos -señaló a los chicos, que no prestaron mucha atención.

Y sin que pudiera oponerme ni decir una palabra, desapareció rodeando la pared que nos cubría y oí como rechinaba la puerta de metal oxidado. Confundida, incómoda, y para qué negarlo, algo asustada, observé a los chicos que habían empezado a conversar animadamente sobre música.

Lo poco que conseguí oír, me confirmó que Lysandro era el vocalista del grupo y Castiel el bajista. Por lo visto iban a cantar dentro de poco en un pequeño bar del barrio donde vivía el pelirrojo, y su compañero tomaba nota de la dirección.

-Y ¿qué tipo de música cantáis? -gran error preguntar. Estaban tan distraídos que se habían olvidado de que yo estaba alli, por lo que el pelirrojo me miró confundido y algo enfadado.

-Rock sobre todo -tuvo el detalle de responderme el albino con una sonrisa-. Rosalya me ha dicho que tú también cantabas antes en un grupo -el pelirrojo alzó las cejas al oírlo. Al parecer había conseguido despertar un poco su interés, aunque se molestase en fingirlo volviendo a fruncir el ceño

-Sí, pero hace ya unos meses que no sé nada de ellos -dije quitándole importancia y deseando que cambiase de tema. Hablar con alguien sobre mi vida no era de mi agrado, y mucho menos si lo acababa de conocer.

-Ah... -fue su última aportación a la conversación, parecía haberse dado cuenta de mi incomodidad. Castiel, en cambio, era mucho menos delicado.

-¿Te echaron no? No me extraña, con la voz de pitufo que tienes... -el estúpido comentario no pasó desapercibido y Lysandro le miró cansado y soltó un suspiro.

-Zurie, no le hagas caso...

-No, tranquilo, no pasa nada -puse la mejor de mis sonrisas y miré al pelirrojo, que me miraba desafiante, probablemente esperando una respuesta-. Me fui yo porque me tenía que mudar para poder ponerte un bozal, ladras mucho, querido.

Lysandro soltó una carcajada, que no podía ser considerada como tal. Ese chico era demasiado tranquilo, y ni siquera  se molestaba en alzar el tono de la voz ni para reírse. Castiel levantó una ceja y mostró una sonrisa torcida mientra murmuraba algo en voz baja.

-Y ahora, chicos, con vuestro permiso, tengo asuntos pendientes con una "Barbie" -me disculpé para ausentarme.

-Conque Ámber eh... Te estás buscando problemas con los peores, novata -capté el doble sentido, y si pensaba que me iba a intimidar, la llevaba clara.

Me acerqué al pelirrojo y bajé hasta quedar arrodillada, para tener su cara a la altura de la mía.

-Así nunca te vas a ganar una galletita eh -sonreí moviendo el dedo negativamente a milímetros de su nariz y me puse en pie.

-Preferiría tomar cianuro antes de comer nada que tú me des -fue su respuesta, el guitarrista buscaba guerra.

-Sabias palabras, ya sabes lo que hacer, yo te buscaré un proveedor -le guiñé un ojo antes de acercarme a Lysandro, que permanecía ajeno a todo, mirando al cielo distraído, con su libreta en una mano y el bolígrafo sobre la primera hoja-. Lysandro, encantada de conocerte, nos veremos pronto -me miró con sus hermosos ojos bicolores y sonrió. Nos dimos dos besos de despedida y a Castiel le acaricié el pelo, despeinándolo.

-¡La próxima vez te corto las manos! -gritó mientras yo desaparecía por la pesada puerta de metal.

Bajé las escaleras corriendo antes de que tocara el timbre que anunciaba el final del descanso. Paseé por los pasillos mirando las taquillas hasta que di con lo que quería. Ámber seguía utilizando la misma taquilla, y estaba lista para vengarme de la humillación que me hizo pasar hacía dos años.

-Flashback-

-Mírala, con el pelo ese blanco, parece que se lo lava con lejía -se reía la rubia hermana del delegado. 

Intenté hacer caso omiso a sus insultos y metí algunos libros en mi taquilla, con la mala suerte de que estaba junto a la suya. De un golpe, cerró la puerta de la taquilla y me giré rápidamente, quedándome cara a cara con ella. Su sonrisa cruel llevaba atemorizándome meses y ya no sabía que hacer para que me dejase en paz. 

Las piernas me temblaban y ella no hacía más que acercarse, hasta casi rozar su nariz con la mía. Sus dos amigas la respaldaban, tapándola para que nadie viese nada, por lo que estaba completamente indefensa. 

-Ese pelo necesita un cambio -murmuró y sonrió levantando una mano y colocándola a la altura de mi nuca. Movió la mano un poco, como si restregase mi pelo y luego se separó un poco. 

Me llevé la mano lentamente donde ella había puesto la suya segundos antes y toqué algo pegajoso. Me había pegado un chicle. Las lágrimas se asomaron por mis ojos debido a la impotencia, lo que hizo que Ámber riera. 

-Eres un maldito aborto sin éxito -dijo golpeando los cuadernos que yo llevaba en los brazos, desparramándolo todo por el suelo. Entonces escuché una voz a su espalda. 

Las dos chicas se habían apartado y miraban al pelirrojo aterrorizadas. Ámber se dio la vuelta y se lo encontró de frente, jugando con una cadena que tenía en las manos mientras la miraba fríamente. 

-Ámber, vete a jugar con las Barbies un rato -le dijo Castiel. Ámber se fue dando grandes zancadas y murmurando algo. Ahora estaba de peor humor aún, y me lo haría pagar-. Y tú -me señaló- aprende a defenderte de una vez -y enfadado por algo que no logré entender, desapareció por el pasillo.

Recogí las cosas del suelo y llamé a mi padre. Tendría que ir a que me cortaran el pelo, precisamente cuando había conseguido que me llegara por la cintura. Sequé las lágrimas con el reverso de mi manga, y saliendo al exterior del instituto juré que algún día me vengaría...

-Fin del Flashback-

Y ese día había llegado. El timbre había sonado y todos estaban ya en sus respectivas clases. Cogí una pequeña ganzúa que tenía en el bolsillo y la introduje en la cerradura. En el tiempo que había pasado con mis amigos, nos habíamos vengado de muchas personas o gastado bromas bastante pesadas, por lo que ya sabía perfectamente abrir casi todo tipo de cerraduras con una simple ganzúa y un movimiento de muñeca. La moví de un lado a otro hasta que escuché un "click". Cedió a mis maestras manos y saqué una foto que tenía doblada también en el bolsillo.

Dejé la fotografía doblada encima de los libros, para asegurarme de que la viese perfectamente. La rubia hermanita del delegado iba a llevarse una gran sorpresa. Cerré la puerta y la dejé tal como estaba.

Salí fuera del instituto para fumarme un cigarrillo tranquila, y desde allí alcé la mirada. Tenía una buena visión de la azotea y del humo que de allí salía. Estaba segura de que era el pelirrojo, por lo que silvé alto para que me escuchara. Efectivamente, una cabellera roja se alzó por encima del pequeño muro y miró hacia todos lados desconcertado.

-¡Eh, pelirrojo, te he comprado el cianuro! -su mirada se clavó en mí y pude notar su enfado incluso a esa distancia. Su sublime respuesta fue un dedo estratégicamente alzado.

Reí y volvió a desaparecer bajo aquél muro. Terminé de fumarme el cigarrillo y me puse los cascos. Cantando una y otra vez "Misery Business" de Paramore, se me pasó la hora volando, y cuando faltaban dos minutos para que sonase el timbre, guardé los cascos y el móvil y me dispuse a entrar.

Había llegado la hora del cambio de clase y desde fuera pude escuchar un grito bastante molesto que me hizo sonreír. La venganza había comenzado.


La imagen de cuando Ámber le hacía bulying a Zurie.
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La canción que escuchaba Zurie:








9 comentarios:

  1. OwO Genialosa la imagen *_________________*

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  2. Gracias Jade ^^ Ya la puse también en el fic :D

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  3. Me encantoo!! Muchas gracias por el capi!! Espero el siguiente con ansias!! Me encanto lo del cianuro ! Me rei mucho xD un besoooo

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  4. jajajaja Me alegra que te guste Barby :D Un besazo! ^^

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  5. *o* <3 ayer descubri tu fic y me encanto *-* Sube pronto el proximo cap lo espero con ansias

    Besos!~

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  6. Hola *u*
    Oye eres realmente buena; espero el próximo capitulo :D

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  7. ¡Continuación! ¡Continuación! ¡Continuación! ^_^ ¡Por favor!

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  8. Uh...! La cosa se pone fea por aquí . Castiel tiene novia D: realmente hay alguien increiblemente paciente como para soportar a Castiel aparte de Sucrette?!

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Dulces corazones de melón.